Material del Encuentro de Coros



Coros Participantes:

Parroquia Sagrada Familia - Rio Negro

Coro Misa 7 1/2 Colegio San Javier - Puerto Montt

Coro Misa Padre Tampe - Puerto Montt

Coro CVX Secundaria - Osorno

Coro CVX Secundaria - Puerto Montt

Coro La Compañía (Misa Col. San Mateo) - Osorno

Ricardo Ruiz




Infancia Espiritual, y el canto de María

Sólo haciéndose niños se entrará en el
Reino de los cielos (cf. Mt 18, 3)

La infancia espiritual tiene en María, la madre del Señor, un modelo permanente. Mujer e hija de un pueblo que ponía toda su esperanza en Dios; discípula por excelencia de quien señaló los caminos hacia el Padre, ella abre la ruta a los seguidores de Jesús. “María canta ese canto que ahora es el canto del pueblo, del pueblo cristiano, particularmente del pueblo reunido en las comunidades cristianas de base”. El canto del Magnificat que Lucas pone en sus labios expresa con profundidad lo que la práctica de los cristianos en América latina redescrubre hoy: la alegría provocada por la presencia del amor de Dios ensancha el corazón para la acción de gracias y para la acogida a los demás. Por ello, en ese cántico se entrelazan la confianza y la entrega a Dios con la voluntad de compromiso y cercanía a sus predilectos: los humildes y hambrientos.(*)

El canto de María, el Magnificat, tal como lo relata el evangelista Lucas (Lc. 1, 46-55), ha sido interpretado por los pueblos a lo largo de la historia… acá algunas muestras en español (fragmento de canciones inspiradas en el Magnificat o que toman su texto literalmente).

1) Mi alma glorifica al Señor mi Dios
Gózase mi espíritu en mi Salvador
Él es mi alegría, es mi plenitud
Él es todo para mí.

2) Mi alma canta, canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu, se estremece de gozo en Dios, mi Salvador.
Porque miró con bondad, la pequeñez de su servidora…
en adelante toda la gente, me llamará feliz, me llamará feliz, me llamará feliz.
Derribó del trono a los poderosos,
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos,
y despidió a los ricos con las manos vacias.

(Pinche en el enlace a continuación para escuchar... también la puede descargar)


3) Yo canto al Señor por que es grande, me alegro en el Dios que me salva,
feliz de dirán las naciones, en mí descansó su mirada,
unidos a todos los pueblos cantamos al Dios que nos salva.

4) Orgullosa del Señor, es mi canto la alegría,
cuando siento su presencia, que me ama y me libera,
Yo soy pobre y muy pequeña, pero me miró aquel día,
y la historia de los pobres, contará que soy feliz.

5) El Señor hizo en mí maravillas,
Santo es mi Dios.
Mi alma engrandece al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
pues miró la bajeza de su esclava,
desde ahora dichosa me dirán todos los pueblos.

6) Mi alma alaba al Señor y mi espíritu se alegra en su presencia,
porque Él, que es grande, maravillas ha hecho en mí,
es Santo su nombre.


(*) Extraído de: Gustavo Gutierrez (1989), Beber en su propio pozo, Ed. Sigueme, Salamanca.

¿Cómo cantar a Dios en tierra extraña?

Sin cantos a Dios, sin acción de gracias por su amor, sin oración, no hay vida cristiana. Pero ese canto es entonado por personas que viven situaciones históricas determinadas y que desde ella perciben, precisamente, la presencia y también la ausencia de Dios (en el sentido bíblico de la expresión, cf. Jer. 7, 1-7; Mt. 7, 15-21). En el contexto latinoamericano podemos preguntarnos ¿cómo agradecer a Dios el don de la vida desde una realidad de muerte temprana e injusta? ¿cómo expresar la alegría de saberse amado por el Padre desde el sufrimiento de los hermanos y hermanas? ¿cómo cantar cuando el dolor de un pueblo parece ahogar la voz en el pecho?
La pregunta es lacerante y profunda, ella no se satisface con respuestas fáciles que subestimen la situación de injusticia y de marginación en que viven las grandes mayorías de América latina. No obstante, es claro también que esa realidad no silencia el canto, no hace callar la voz del pobre.

El canto de los pobres

Tierra extraña, paso por el desierto, la prueba y el discernimiento. En esta tierra, de la que Dios no está ausente, fructifican también las semillas de una nueva espiritualidad. Desde ella nacen nuevos cantos a Dios, cargados de una auténtica alegría porque se nutre de la esperanza de un pueblo que conoce el sufrimiento provocado por la pobreza y el desprecio.
El pueblo cristiano de América latina vive una experiencia que los salmos expresan con hondura. Con la confianza puesta en “Yahvé ciudadela para el oprimido” (Sal 9, 10) puede proclamar el salmista:

Te doy gracias, Yahvé, de todo corazón
cantaré todas tus maravillas;
quiero alegrarme y exultar en ti
salmodiar a tu nombre, Altísimo
(Sal 9, 1)

Con la seguridad de que Dios “ama la justicia y el derecho” (Sal 33, 5) se puede cantar:

Griten de júbilo, oh justos, en honor de Yahvé
a los rectos les va bien la alabanza;
¡Den gracias a Yahvé con la cítara,
salmodien para él al arpa de diez cuerdas!
Cántenle un cántico nuevo,
toquen la mejor música de la aclamación.
(Sal 33, 1-3)

Extraído de: Gustavo Gutierrez (1989), Beber en su propio pozo, Ed. Sigueme, Salamanca.

Claves del canto en la Misa

1) Que los cantos y el ritmo en que se entonen estén directamente relacionados con lo que se celebra, tanto en lo que se refiere al tiempo litúrgico (Cuaresma, Pascua, Adviento, Navidad, Fiestas) como a la vida de la comunidad que se reúne (Matrimonio, Funeral, Fiesta, Aniversario, etcétera).

2) Que tome en cuenta la tradición e Historia de la Iglesia como Pueblo de Dios, en particular el contenido de la Sagrada Escritura, y la actualice en el momento presente: prudente es combinar lo viejo y lo nuevo, cantos tradicionales con otros novedosos.

3) Que su intención sea animar a la asamblea de fieles que se reúne con un fin, y no lucirse … es un ministerio para el servicio de la asamblea y de la celebración, así como existe el ministerio sacerdotal, el de los lectores, el de los acólitos… que no hacen lo que se les ocurre, pues participan de una celebración que no les pertenece individualmente, sino a toda la Iglesia.

Para esto ayuda
1) Elegir los cantos tomando en cuenta las lecturas y oraciones del día (Ver en el Misal y en el Leccionario)
2) Elegir principalmente cantos en primera persona plural.
3) Que tengan alguna alusión explícita a la Sagrada Escritura, y a la Persona de Jesús.